lunes, 8 de octubre de 2018

Un vacío

Fui a tu casa. Por supuesto que no estabas. Me colé. Seguías sin estar allí. Me tumbé entre tus sábanas, que aún olían a ti. Miré al techo desde tu cama, poniendo mis ojos donde siempre estaban los tuyos. También rebusqué entre tus cajones. Seguía sin encontrarte. Aunque sí encontré calcetines rotos, vísceras y entretelas.

Entonces alguien abrió la puerta, eras tú. Podías verme al final del pasillo, en el dormitorio. Te acababa de encontrar, pero esa misma era tu perdición. En ese momento corrí hacia ti, me abalancé y devoré tu sangriento corazón.

sábado, 6 de octubre de 2018

Sin oxígeno

Acostumbrada a vivir sin oxígeno,
no conocía otra corriente 
mas que la del pez que se muerde la cola.

Sin ver la posibilidad de infinitud en los océanos. 
Sin saber qué puedo encontrar allí, 
si el oxígeno o la respuesta. 

miércoles, 1 de agosto de 2018

Eso tan difícil

Un día despertarás
y no habrá nada.
Los colores ya no estarán
y la luz se habrá disipado.
No habrá mantas que te cubran
ni paredes que te protejan,
y la puerta habrá desaparecido
y ya no quedará rastro de la ventana,
ni del suelo, ni los techos,
ni tan siquiera de ti.

Un día despertarás
y habrás olvidado
cómo se hace eso tan difícil
de quererme.


domingo, 8 de abril de 2018

Continuará

Es cuando nos entregamos a la naturaleza,
cuando más humana me siento
y cada centímetro de tu cuerpo,
es un soplo de aire fresco.

Cartografiar cada uno de tus milímetros
y tatuarte en mis rincones más recónditos
para que seas mi ruta de regreso
cada vez que no te encuentro.

Formar parte de la peor película de autor,
una que ni siquiera nosotros veríamos,
y leer en tu espalda los créditos,
que dicen que

continuará.

Incendio controlado

No hay nada más sincero que 
la resaca de dos cuerpos que se abrazan al despertar
conscientes de todas aquellas normas que ahora quedan atrás
mientras dejamos de mantener las formas
para mantener nuestros cuerpos atados.

Trato de evitar
que me acaricies todos mis recovecos
y me devuelvas a mi hogar
a medio camino entre tu respiración
y los latidos de tu corazón.
Pero evitar la mirada lo convierte en evidencia.

Es esa contradicción entre
quererte en cada rincón de mí
y no volverme ceniza en el proceso.

Y es que estás más bonito al despertar que borracho.

lunes, 12 de febrero de 2018

Construir en piezas de lego

Lentamente se derrumban los escenarios
que construimos en piezas de lego y a tres manos.

Que caigan los muros pero no los recuerdos
de quienes se sentaron en una mesa,
temprano en la mañana,
desconocidos del quien y del dónde,
y ahora caminan ligeros
hacia el crepúsculo
donde todo
acaba.

sábado, 3 de febrero de 2018

Autorretrato

La chica caótica planea entre agujeros de gusano e inseguridades, toca el ukelele, y suele olvidarse de sí misma. En su vorágine interna, tiene claro que está rota, igual que todas las personas con las que tropezó y tropezará; porque la vida, nos rompe a todos.

Sueña en azul y en ocasiones, vuelve a echar otro vistazo a la estantería que tantas veces ha recorrido, rescatando viejos fascículos que hablan sobre aquellos que no morirán nunca. Lee a Albert Espinosa para arreglarse un poco por dentro, aunque a veces lo única capaz de arreglarla es una taza de té. O de café, depende del día; no es capaz de elegir entre dos cosas que le gustan tanto.

Ella es del tipo de persona a la que le sobran los miedos y le falta el quererse; el quererse y el creerse, en sí misma y en lo que la conforma. Hay instantes que desearía vivir una y otra vez y otros de los que sin embargo le costó un mundo ascender a la superficie y tomar oxígeno. Por culpa de esto último, la ansiedad aún le da la mano e intenta tomar las riendas de su vida. 

Irónicamente, es muy de querer demás; muy de darlo todo por quien le abraza sin fuerza y con dudas. Leiva es su plato de cuchara, en invierno y melancólica, y Santi Balmes su compañero en la batalla por sofocar el incendio.

La chica caótica es así, capaz de salvarse, a sí misma y al mundo entero. Venga lo que venga, pase lo que pase. 

lunes, 22 de enero de 2018

Pero tú y yo

Odiar es fácil. Pero tú y yo
nunca fuimos algo fácil.
Algo, ya que nunca llegó a ser historia
pero que, sin embargo, sí supo hacer historia en este cuerpo,
pasando al futuro como el Desastre del 17.
Desastre porque de aquella tragedia salí rota y con los pedazos en las manos,
y ahora es un cuento para no dormir.

No dormirme porque sigo alerta
vigilante de que no te acerques y yo me tire
al vacío, suicida del querer y no ser querida.
Vacía como las venas de quien
acostumbra a sangrar,
culpa de las afiladas grietas de tus caricias.
Las grietas de quién esta roto,
y a su vez destinado a romper.

Odiarte sería lo fácil. Pero tú y yo,
no buceamos sobre corrientes en calma.
Pero tú y yo: ese es el problema.
Que siempre hay un pero que nos mantiene anclados.

Ojalá odiarte fuese fácil. Pero ni tu ni yo,
somos capaces de hacerlo fácil.
© the blue chaos
Maira Gall