Pero sin embargo llega ese momento en el que el mundo adulto no parece tan lejano. De hecho, está a dos exámenes y medio. Y entonces te piden que elijas un camino. El camino que determinará tu vida y te convertirá en parte de ese mundo. Y esa seguridad que se balanceaba sobre el colchón de la niñez ahora se ha esfumado de repente y no te queda más que girar tus cartas a ciegas, sin saber si esa era la mejor opción y no te estás equivocando.
Porque es lo que todo el mundo espera de ti, que no te equivoques.