sábado, 3 de septiembre de 2016

Manifiesto a un cabrón

Finalmente la burbuja en la que he vivido desde hace meses se ha roto. Ahora lo veo todo desde otra perspectiva, sin nadie jugando conmigo; ahora el aire es menos denso y no me ahogo. Quizá este sea el final de una gran farsa y el principio de la reconstrucción. 

A ti, a quien dediqué tantas palabras sinceras, a quien me hizo sentir la enormidad, a quien marcó un antes y un después en mis días. Jugaste con la eterna confianza y libertad que deposité en ti. Las aplastaste y las retorciste como si de tus jodidas marionetas se tratasen. No puedo distinguir la verdad de lo que fue mentira, ni la mentira de lo que fue verdad; pero tampoco quiero. 

Se acabó todo. Se acabó el arriesgarlo todo por ti; se acabaron las noches sin dormir, mi cuerpo pensando en el tuyo. Adiós a esos días en los que aún quería volver a sentir el roce de tus labios, incluso cuando ya todo había acabado. No vuelvas más: no te lo he pedido. 

Me doy cuenta de todo aquello que había enterrado en mi interior por miedo a que esa fuese la realidad. Y ahora ya lo sé: la realidad es que fui tan tonta por querer ser feliz, entregándome a una felicidad efímera, que me cegué al mundo que me rodeaba. 

En este manifiesto me doy las gracias. Sí, a mí, no a ti. Por ser capaz de eliminar de mi vida a las personas tóxicas; por no abandonar mi propio camino hacia mi objetivo de libertad; por saber aprender de todos y cada uno de mis errores. Este ha sido uno, una pena que no hayas conseguido aplastarme, no supiste con quien te topabas: nada más y nada menos que con la persona más fuerte de pie sobre la faz de la tierra.

Espero que todas esas otras supieran bien, cabrón. 
© the blue chaos
Maira Gall