ahora son rojos y están sucios;
y mi alma casi limpia, sana.
Porque he bailado a Pedro Pastor
sobre una azotea, casi
como si no importara nada.
Bajo el cielo de una noche
parcialmente despejada
casi encuentro una ventana
para no saltar sino entrar
y volver a casa, al fin,
sueño de tantas pesadillas.
Ojalá fuera fácil,
ojalá fuese bailando;
pero una azotea sigue sin ser
lo suficientemente alta
para trepar, tomar oxígeno
y sobrevivir.
No hay comentarios
Publicar un comentario